viernes, 6 de diciembre de 2013

Punta Coles

Uno de los últimos lugares en tierra firme, de la costa peruana, que todavía es privilegiado con la reproducción del pelícano peruano, es punta Coles. En estas 170 hectáreas (más o menos el tamaño del aeropuerto Jorge Chávez) viven en promedio unas 90 mil aves guaneras, habiéndose llegado a observar hasta 400 mil, hace unos años.

Imagen satelital de Punta Coles, las estructuras que se observan en la parte superior son de un cuartel del Ejército.
(c) Google Earth
Pero no solo eso, aquí también encuentran refugio para reproducirse, libres de depredadores terrestres, la gaviota peruana y la dominicana, una especie de ostrero (una vez encontré un polluelo de esta hermosa ave aquí, debo tener la foto en algún lado).

Padre alimentando a su volantón en Punta Coles.
Aquí también se reproduce una especie muy difícil de observar, la escurridiza y tímida nutria marina, que escondida entre las rocas, duerme tan profundamente, que hasta "se le puede tocar sin lograr despertarla", según me han dicho los guardaislas.

Y finalmente las estrellas (para muchos) de la punta: los lobos marinos chuscos y finos, porque este es uno de los puntos donde se encuentran las mayores poblaciones del país. Y no es para menos, si consideramos que aquí están protegidos por los muros de la punta guanera, ya que fuera de ella su vida corre peligro pues muchos (creo que todos) ven en ellos a su peor competencia y destructor de sus redes. Pero muy pocos se ponen a pensar en el por qué han llegado a esta situación; en que el lobo marino tiene que seguir a los botes con la esperanza de robar algunos peces, pero este será tema de otra entrada.



Pero volvamos a Coles, aquí pude ver por primera vez un polluelo de gallinazo de cabeza roja, estas incomprendidas aves que limpian consumen la carroña (restos de aves o lobos muertos, placenta y/o fetos de lobos, etc).

Familias de lobos finos

Pero, no solo fauna es lo que llama la atención en Coles, también lo son los varamientos temporales de algas pardas, recuerdo que hace 14 años, mis colegas y yo vimos con estupor las huellas de un trailer que había sacado toneladas de estas algas de este lugar....por fortuna ahora que es un Área Natural Protegida (ANP) está prohibida su colecta o extracción.

Pero hay que advertir que estos valores de Punta Coles también han sido razón de muchas amenazas que se ciernen sobre ella. Desde los pescadores de orilla (marisqueros o pinteros) que encuentran las mejores presas, hasta el ingreso ilegal de turistas tanto peruanos como bolivianos hace unos años. Sin embargo, el ser una ANP, obliga a que cualquier ingreso con fines turísticos deba ser autorizado cumpliendo la normativa de áreas protegidas y sobre todo previo estudio netamente técnico. Una idea de la fragilidad de este lugar es que, ha diferencia de las islas que son de superficie irregular, punta Coles es un área predominantemente plana donde un ser humano puede ser divisado desde más de 100 metros de distancia por lobos y aves lo cual generaría la perturbación de sus colonias y la muerte de pichones o lobeznos de haberlos y... ojo!, si no vemos que huyan, no significa que estén tranquilos...."ni las aves ni los lobos, tienen cejas para mostrarse sorprendidos", no lo olvidemos.

Una tarde cualquiera en Punta Coles, cuando las aves guaneras vuelven para dormir.
No quiero imaginarme la tragedia que ocurrió el día en que algún político mediocre no tuvo mejor idea que organizar un evento en la década de los 90, en que bajo el pretexto de fomentar la "hermandad de países y el comercio", hicieron ingresar decenas de vehículos al centro de la punta Coles! (me lo dijo un testigo de los hechos) y no tuvieron mejor idea "responsable" que demarcar los estacionamientos que hasta hoy se ven (incluso con el Google Earth), no es difícil darse cuenta de que es necesario quitar esas marcas de la zona de tránsito y descanso de aves, y que ningún vehículo llegue hasta allí.

La belleza de Coles y su cercanía a una ciudad importante son las causas de algunas amenazas a sus diversidad biológica. La playa Pozo de Lisas está a menos de 1 km de la Punta.
Pero hasta acá llego con la maravillosa y amenazada Punta Coles, hasta la próxima.


domingo, 17 de noviembre de 2013

Isla Santa Rosa. Como debieron verse las islas hace un siglo

Esta es una de mis islas favoritas. Fue la tercera que conocí hace 15 años y en circunstancias que no olvidaré. Llegamos a ella una madrugada de marzo, mi amiga Liliana y yo para hacer un censo de pingüinos. Habíamos salido a las 3 de la mañana desde Pisco y luego de un viaje de 2 horas por el desierto de la Reserva Nacional de Paracas, llegábamos a Laguna Grande, donde un bote de buzos nos esperaba. Hasta ese momento, fue el viaje más tortuoso que había tenido, navegar contra la corriente en la bahía Independencia es cosa seria, sobre todo cuando empiezan los vientos típicos de la zona y el bote avanza a saltos, dándose de "panzasos" como dicen los "pescas".

La casa de Santa Rosa. En el 2006 estaba poblada de cientos de murciélagos.
No siendo suficiente el duro viaje, ahora tocaba rodear a la isla por el mar, en busca de los pocos pingüinos que sobrevivían en ese El Niño, un pescador se paró en la proa y sosteniéndose de un cabo, dirigía al motorista para evitar que encalláramos con algún "bajo", que son rocas que apenas sobresalen del agua.

Casas y muelle que su construyeron para los recolectores de guano
Por suerte nunca paso algo malo, solo el odioso mareo del que fui víctima y de las burlas también, por estar unas 2 horas en el vaivén del mar y usando binoculares.

Una vez en la isla el espectáculo era diferente: una gran casona de madera de dos pisos y dos guardianes, nos dieron la bienvenida, Don Mauro Tomairo y Don Saturnino Ipurre. Por las noches, el aspecto de esa casona es lúgubre por dentro y por fuera. Unos años más tarde, sería testigo de una nocturna "lucha desigual" de Saturnino, por alejar a unos vampiros que sobrevolaban su cabeza.

Piqueros y cushuris,estos últimos, primos del guanay. Dos están sobre su nido hecho de algas
En esta isla normalmente descansan unas 250 mil aves guaneras, unos pocos lobos marinos, pues las mayores colonias están en Morro Quemado a unos kilómetros en la costa más cercana.

Pingüinos mudando plumaje en las orillas rocosas de la isla

Así se ven cuando están cambiando (mudando)
de plumas en el verano.
Pero lo que más me impresiona de esta joyita de la Reserva Nacional de Paracas... y creo que por esto me gusta, es que hoy muestra el paisaje que debieron tener las islas hace más de un siglo, antes del boom del guano, cuando los pingüinos excavaban sus nidos en la capa de guano y compartían la "pampa" con las aves guaneras, donde evolucionaron juntos por miles de años.

Hoy en el resto de la costa, los pingüinos, esas bellas y carismáticas aves, debido a las diversas amenazas e impactos que sufren, viven "desterradas" del lugar en el que evolucionaron: las planicies de las islas; hoy están confinadas a las cavernas y escondrijos en las rocas de orilla, lejos del alcance del mayor depredador que existe...nosotros.

Por ello, tenemos una deuda con estos seres magníficos.

Hasta la próxima.

jueves, 7 de noviembre de 2013

La Isla Macabí

Esta es quizá la isla con la mayor densidad de aves guaneras de todo el sistema de islas y puntas, un viejo guardaisla me dijo alguna vez: "aquí las aves rebalsan"... y casi tenía razón.

Recuerdo que llegué a ella por primera vez en mayo de 1998 con mi amigo Nacho, cuando trabajábamos en IMARPE. Esa mañana aunque veía su rostro estupefacto cuando llegamos al "cerro", no podía entender lo que sentía al ver la isla totalmente "pelada", recién lo haría meses después cuando la población de aves volvió a la normalidad, estábamos en pleno evento El Niño de 1997-1998. Aun años después recuerdo este episodio cada vez que veo la isla.

Cuando ví esto me dí cuenta a lo que se referían cuando decían que aquí "las aves rebalsan"
Y claro, cualquiera se sorprendería de no ver un solo pájaro en una isla donde a diario duermen y pasan el día, unas 350 mil aves guaneras en un espacio de unos 60 mil metros cuadrados. Para hacerte una idea imagina 350 mil patos en un solo lugar. Y como buenos "patos" que son, producen unas 15 mil toneladas de guano en 9 años.

Listos para estudiar piqueros. Un guardaisla y un biólogo
Otra cosa que siempre me sorprende de esta isla es que, dado su reducido tamaño, los valientes guardianes que en ella viven, están confinados a moverse dentro de unos pocos metros cuadrados, ya que caminar más de 20 metros lineales supone entrar a los dominios de las aves y por supuesto perturbarlas. Hay que tener en cuenta que desde el momento en que uno sube a una isla ya está generando un impacto, pues estamos en un lugar silvestre, así que la vida de estos señores puede tornarse aburrida con el paso de los días.

Así se ve la isla por las madrugadas cuando subíamos a "contar" aves
Recuerdo que un guardián amigo, llamado "Ica", solía caminar el borde del tanque de agua dando unas 20 vueltas por noche antes de irse a dormir.

Otro aspecto relevante de esta isla es su hermosa casa de madera, de dos pisos, quizá la casa de madera mejor conservada de todo el sistema, está hecha de pino y ha resistido podríamos decir...de todo.

Esta es una vista de norte a sur. Casi al centro se ve la playa de los lobos y los pingüino y la entrada a la cueva
Y para terminar, debo mencionar a lo grandiosos lobos marinos, unos 60, que junto con otros 10 a 20 pingüinos de Humboldt, viven en la parte oriental de la isla, en una playa pedregosa que se prolonga por una cueva de unos 50 metros de profundidad a la que ingresé hace unos años para tomar muestras de heces, soy biólogo pues; recuerdo que dentro de la cueva era casi imposible abrir los ojos porque el amoniaco causa un ardor como si te hubieras untado mentol en los ojos y lo peor era que debíamos hacerlo rápido, todo esto junto con los rugidos de algunos lobos que amenazaban con salir del fondo de la cueva, fue una de las experiencias más fuertes que tuve en esos años.

Hasta la próxima.



miércoles, 18 de septiembre de 2013

Introducción, segunda parte

La semana  antepasada (lamento no haber podido publicar la semana pasada) abordé el tema de las islas solamente; posteriormente iré describiendo a cada una de ellas.

En este artículo describiré a las denominadas "puntas guaneras", pues no solo las islas han sido sitios para la explotación del guano.

En ese sentido, haciendo un poco de historia, veremos que con la creación de la Compañía Administradora del Guano, en 1909, se inició un proceso serio de recuperación de las poblaciones de aves guaneras, con la instalación de "guardianías" o viviendas en las islas las que eran habitadas por los guardaislas (mención aparte, creo que es uno de los trabajos más sui generis del mundo), con el único fin de permitir la mayor acumulación posible de guano. Estos guardaislas hasta el día de hoy evitan que la gente "suba" a las islas a cazar aves o simplemente a perturbarlas pescando desde ellas, también efectúan el estimado diario del tamaño de las colonias de aves en la isla o punta.

La primera vez que estuve en Punta Coles. 1998. El letrero en forma de arco, ya no existe, fue retirado por los guardaislas de ese entonces, para permitir el paso de un trailer llevando toneladas de algas.
Los mensajes en el muro fueron pintados en 1995 cuando los presidentes del Perú y Bolivia, y sus comitivas de cientos de personas, visitaron la punta con motivo del Bolivia Mar.

En esta imagen de Google Earth, se puede ver a la punta Lomas la zona blanca en la parte inferior. Esta rodeada por el puerto de Lomas. Es evidente la influencia que ejerce la población sobre la punta.

Volviendo a la historia, estas medidas de manejo tuvieron éxito; y no solo para las aves guaneras, sino también para otras especies que compartían con ellas estos lugares y que se beneficiaron indirectamente en diverso grado. Puedo mencionar a los pingüinos de Humboldt, los lobos marinos chuscos y finos, los potoyuncos, los zarcillos, golondrinas marinas y terrestres; los cushuris y las chuitas, parientes cercanos del guanay; el camanay y el piquero de Nazca, parientes del piquero peruano, entre otras especies de artrópodos (ácaros, arácnidos, insectos) de los que hasta ahora sospecho, existen especies sin descubrir para la ciencia. Valgan verdades, también hubieron especies que no la pasaron bien, fueron aquellas consideradas "antieconómicas" por ser predadores naturales de las aves guaneras, como los cóndores, gallinazos y gaviotas (¿qué culpa tenían de que la naturaleza les hubiera dado ese trabajo?), los viejos guardaislas me han contado que la Compañía y las sucesivas administraciones del guano hasta los años 80, "premiaban" al guardaislas que trajera la mayor cantidad de tarsos ("patitas") de gaviotas a fin de mes.

Las imágenes lo dicen todo: Los cóndores eran considerados aves perjudiciales junto con lo gallinazos y gaviotas.
(Créditos: R.C. Murphy en Cushman 2003)

Entonces para 1945 más o menos, al observar los administradores del guano que las islas protegidas estaban "llenas" de aves idearon ampliar los sitios donde podrían descansar y reproducirse. Entonces nació la idea de proteger sectores de la costa que se proyectan al mar, llamadas puntas (de ahí el nombre del distrito del Callao) donde no hubiese perturbación humana y se observaran colonias de aves. De este modo, se construyeron muros perimétricos de concreto, de entre 2,5 a 3 metros de altura, para evitar que predadores como el zorro costeño, perros y el hombre, pudieran matar o perturbar a las colonias de aves.

La casa de los guardaislas o guardianía de Punta Lomas (Arequipa). Aquí no se ven aves guaneras desde el último El Niño de 1998.
Para hacernos una idea de cómo podría ser una punta guanera, imaginemos que en el límite de los distritos de Chucuito y La Punta, se levantara un muro a lo largo de la calle Gral. Valle y que una a las playas que dan al norte y al sur del distrito.

Estas puntas contribuyeron eficazmente en la protección de las aves guaneras y su reproducción, así, para 1954, se tuvo la mayor población conocida de aves guaneras: unos 25 millones de individuos.

Los muros levantados tienen diferentes longitudes, así tenemos que la punta más pequeña: Punta Lomitas, situada al sur de la ciudad de Ica, tuvo un muro de unos 600 metros de longitud (aunque hoy solo queden vestigios de ella por estar cubierta en gran parte por la arena del desierto de Ocucaje), otras como Coles (800 metros), La Chira (1600 metros), Salinas (2200 metros) se cuentan entre las intermedias, mientras que el muro más largo existente es el de punta Litera al norte de Paramonga, con cerca de 2700 metros.

Parte del muro de Punta Salinas al sur de Huacho (2009).

Pero hoy, 60 años después, la población de aves guaneras esta alrededor del 20% de la máxima alcanzada y las puntas son en su mayoría, solitarios y despoblados testigos de lo que pasó.

Detalle de la fachada de la casa de Punta Colorado (al norte de Paramonga). Los dibujos fueron hechos por los propios guardaislas (no tengo la fecha) pero son repintados por quienes la ocupan posteriormente.

Solo en tres puntas se observan poblaciones apreciables de aves guaneras, lobos marinos y pingüinos: Punta San Juan en Marcona, punta Atico en Camaná y punta Coles en Ilo, Moquegua. Del resto, solo quedan los muros deteriorados, pero conservando como huéspedes a las especies que alguna vez quisieron eliminar los protectores del guano: las gaviotas y los gallinazos.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Las islas del Perú. Una introducción.

El Perú tiene islas y son desconocidas por la mayoría de peruanos.

Hablar de ellas es abordar un tema muy ligado a la economía del país a través de su historia: la explotación del guano, tema que por cierto, hoy no tiene la importancia de hace más de un siglo, porque ya no produce los mismos ingresos para el Estado. Esto es debido a que los volúmenes de guano, hace décadas que se redujeron como consecuencia del declive de las poblaciones de aves que las producen, las famosas aves guaneras.

Probablemente hemos escuchado frases como: “el guano pagó la deuda externa”, o que “la guerra con Chile fue por el guano y el salitre”, frases que suenan como ecos de algo que pasó hace mucho y que hoy no tiene importancia, sin embargo, queda mucho por conocer sobre este tema, me permito recomendar la Historia de la República del Perú de Jorge Basadre, también “The Lords of Guano” de Gregory T. Cushman.

Una tarde de 1999, observando colonias de pelícanos en Lobos de Tierra.
Estas islas e islotes son tan numerosas que no puedo dar un número, probablemente en el Derrotero de la Costa Peruana estén identificadas todas. Solo aquellas relativamente grandes, han sido las más visitadas y mejor protegidas para evitar que las aves que allí viven sean espantadas y permitir así la acumulación del preciado guano. En este grupo tenemos a la más grande que es la isla Lobos de Tierra (frente a Piura y Lambayeque) que tiene un área de 14,26 km2 aproximadamente, casi todo el distrito de Independencia. Mientras que la más pequeña es la isla Huampanú con 0,025 km2 (2,25 hectáreas) ubicado al sur de Huacho.

Con un patas azules fuera de lo común.
Actualmente, un total de 23 islas tienen una casa y un par de guardaislas o vigilantes que trabajan en ellas unos 25 días al mes. Ellos estiman diariamente la cantidad de aves (no solo guaneras) y de lobos marinos. Además toman la temperatura del agua de mar tres veces al día y la registran junto con la temperatura del aire.

Pero, por supuesto, su principal actividad es la de impedir que malos pescadores o simplemente delincuentes, suban a las islas a cazar guanayes, también llamados patillos; ó hurtar guano, ya que solo el Estado Peruano puede explotarlo según Ley.

Hay que tener en cuenta que no siempre fueron 23 las islas con protección como ahora, aun quedan algunas islas donde se ven vestigios de infraestructura que sirvió para la extracción de guano en décadas pasadas, las que fueron abandonadas a medida que disminuía el número de aves y por tanto el volumen de guano aprovechable.


Esta imagen nos da una idea del tamaño de Lobos de Tierra, todo lo que se ve al fondo es isla.
En este grupo de islas abandonadas por los extractores de guano, están por ejemplo aquellas frente a las costas de Ancón como: Isleta, hoy administrada por la Universidad del Callao, los islotes San Pedro, La Ofrenda, La Huaca, entre otras. La Tortuga y La Blanca, Ferrol Centro y Sur, todas frente a las costas de Chimbote; los islotes frente a la Reserva Nacional de Paracas, excepto La Vieja (Independencia) y Santa Rosa; los islotes frente a la localidad de Islay en Arequipa.

La isla Huampanú, la más pequeña del sistema de islas guaneras con protección
Estas islas e islotes, en ciertas épocas del año albergan pequeñas colonias de aves guaneras que las usan para su descanso temporal en su incesante recorrer de la costa tras su alimento preferido: la anchoveta. Dejando a cambio, por supuesto, cierta cantidad de guano que es aprovechado para un mercado negro, ilegal por supuesto, que comercializa guano utilizando envases y logos similares a los ofrecidos por el Estado, pero eso es otra historia.

Dejaré aquí esta pequeña introducción, continuaré la próxima semana.

El islote Chuquitanta, al oeste de Huampanú. Un puente colgante los unía hasta noviembre del 2001, en que se desplomó por falta de mantenimiento.